miércoles, 10 de abril de 2013

LA VOZ INTERIOR

Después de un día lleno de responsabilidades, de interacción con compañeros de la oficina, de jugar con mi hija, me observo en el espejo interior y me pregunto: ¿Cómo te has portado hoy? ¿Qué rescatas? ¿Qué debes mejorar?

No es fácil contestar estas preguntas cuando el orgullo aflora queriendo cegarme para no permitirme crecer. A veces no me agrada lo que estoy viendo ni lo que escucho de mi voz interior, sin embargo, soy consciente que no debo ignorarlo.

Lo más triste que ha podido pasarme en un día, es darme cuenta que perdí una amistad por una palabra hiriente o un momento de intransigencia. He comprobado que no es cierto que lo dicho se lo lleva el viento pues queda escrito en el alma de los implicados. Su huella es imborrable.

La conciencia es la voz interior que recuerda lo bueno y lo malo de los actos. Avisa cuando se está en riesgo de cometer un "error" y a veces no la escucho porque el ruido del orgullo es más intenso.

¿Cuántas pérdidas innecesarias hubiese evitado si tan solo la hubiese escuchado? Ya no hay marcha atrás, solo queda mirar al frente y comprometerme a no caer de nuevo en los errores pasados.


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